Su guitarra se nos apagó ayer, y con él se nos va una maravillosa persona, además de un gran artista.
Casareño, aunque también un poquito de nuestra localidad, era habitual verlo en las distintas fiestas que aquí celebramos a lo largo del año.
Quienes le conocieron, siempre le recuerdan con una guitarra en la mano, con aquella que nos regaló sus mejores notas, y con esa sonrisa y amabilidad eterna que siempre recordaremos.
Javier Pineda “Potajito”, nos decía adiós en un día festivo, Domingo de la Pascua de Resurrección; hasta para irse, lo hizo en un día alegre para los católicos. Su virgen del Rosario, seguro que hoy lo arropa con su manto y lo acoge en el cielo.
A los que aquí nos quedamos, nunca le olvidaremos; y su guitarra, aunque ya no esté, nunca dejará de sonar.
Javier, descansa en paz y anímalos a todos ahí arriba.
Nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos.
Redacción: RTV Manilva