Vecinos y turistas han podido disfrutar del broche de oro del verano manilveño, con una de las fiestas más tradicionales de la localidad, la Vendimia.
Estos festejos que antaño servían para celebrar la recogida de la uva, se han ido convirtiendo año tras año, en un reclamo turístico de una increíble magnitud.
Los festejos propios de la vendimia dieron comienzo el viernes a partir de las 10 de la noche en la calle Mar en Manilva con el XXXIII Festival Flamenco Villa de Manilva organizado por la Peña Cultural Flamenca local y la Delegación de Cultura que dirige Eva Galindo.
De forma gratuita, los asistentes pudieron disfrutar de las actuaciones de Antonio de «Canillas», Antoñita Contreras, Manuel Marchena, El Niño de los Brezos y Alejandro Estrada al cante. Además en el escenario estuvo el cuadro Flamenco «Al Sur» y Eva Cabrera al Baile. Este cartel lo completaron al toque, Curro Sánchez, Andrés Cansino, Manuel Cortés y Chaparro de Málaga.
Un festival que cumple 33 años y que se ha convertido en una de las noches más esperadas por los amantes del flamenco. Decenas de vecinos pudieron disfrutarlo.
El sábado 31 de agosto a primera hora de la mañana la charanga «Chi Chi Pom» recorrió las calles del núcleo de Manilva, anunciando esta esperada fiesta.
Por la tarde, la santa misa en honor a Nuestra Señora de los Dolores, que este año se celebró en la calle Mar, fue cantada por el coro parroquial de Santa Ana ante cientos de personas que están participando en los actos municipales.
Tras este acto litúrgico, se inició la procesión de esta imagen tan venerada por los manilveños y que recorrió las principales calles de la localidad. La procesión fue acompañada de la Banda Municipal de Música. No faltaron a la cita, las autoridades municipales y las reinas y damas de la feria 2013.
La ofrenda en la calle Mar fue uno de los puntos culminantes de esta celebración, cuando los agricultores manilveños, ofrecieron a Nuestra Señora de los Dolores, el fruto de su trabajo. Los racimos más grandes participarán en el concurso promovido anualmente por el Ayuntamiento. En este caso, según comentaba el concejal de Agricultura, Diego Díaz, se volvió a la tradicional forma de realizar el concurso, es decir, recibiendo a los participantes en el lugar elegido con sus respectivos racimos y ganando el más pesado.
El día grande de esta vendimia fue el Domingo Rociero, catalogado como fiesta de singularidad turística de la provincia de Málaga. La edil de Fiestas, Paqui López, destacaba precisamente el gran ambiente de esta jornada.
La calle Mar se llenó de colores y volantes, al ritmo de las orquestas «Latidos» y «Sotano Sur».
A lo largo de la jornada se repartió entre los presentes, llegados desde todos los rincones del país, obsequios típicos de Manilva, así como racimos de uva y el vino de la tierra.
El paseo de caballista, con toda su espectacularidad hizo disfrutar a las decenas de personas que abarrotaban el lugar.
El momento más esperado fue sin duda, cuando los agricultores hicieron salir por el nuevo largar situado en la plaza de la Vendimia el primer caldo de nuestra uva. La fiesta continuó hasta bien entrada la noche.